miércoles, 4 de noviembre de 2015

Me mudé!!

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Pretendo que esta entrada no represente un cierre sino un cambio de formato y de ordenamiento de la información que he ido publicando en este blog.

De ahora en más ya no publicaré las entradas de “Tester de Violencia” en este sitio sino que eso lo haré en la nueva web donde se aloja el blog, en el sitio Cali Villalonga.

En ese sitio se compila de manera integral la información que voy produciendo, incluso en una nueva herramienta que titulé “microblogging” donde coloco entradas que, por su brevedad e instantaneidad, no las convertiría en una nota que pudieran ingresar a “Tester…”. Ahora tienen su lugar.

Claro que me da un poco de nostalgia dejar de escribir aquí, donde lo hago desde diciembre de 2008. Espero que, a pesar del cambio, me siga siendo satisfactorio escribir para “Tester…” y para aquellos que les interesa algún contenido del mismo.

La migración no fue sencilla por esas cuestiones de formato, pero también fotos que no pasaron y también videos y audios que ya no está disponibles, espero de a poco ir reconstruyéndolo. Hacer un blog tiene para mí un poco de tarea artesanal terapéutica que me hace muy bien.

La primera entrada en este blog se tituló “Curiosa Noche” y es representativa del clima con que lo inicié y que espero no perderlo, aunque acompaña los movimientos y cambios de estado de ánimo que ocurren a lo largo de los años. Bueno, nos vemos allá, en Cali Villalonga.

Les dejo aquel tema “viejito”.

Cali

 

 

domingo, 6 de septiembre de 2015

Tragedia anunciada de #RíoTurbio y una pésima decisión: la usina (2004)

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Este texto es uno de los capítulos de “Carbón: combustible para el Cambio Climático”, un informe que realicé para Greenpeace en el año 2009. El informe completo puede verse aquí.

El 13 de junio de 2004 se produce la tragedia que terminó con la vida de 14 mineros. “Era un peligro latente que veníamos denunciando desde hace doce años”, denunció el secretario de ATE de Santa Cruz, Alejandro Garzón. Los operarios quedaron atrapados por el derrumbe generado tras un incendio en una de las galerías, a unos 600 metros de profundidad y varios kilómetros de distancia de la salida principal. Todas las autoridades imaginables se hicieron presentes: el gobernador provincial, Sergio Acevedo, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, el secretario de Minería, Jorge Mayoral y el propio Presidente de la Nación, Néstor Kirchner.

El incendio que provocó el derrumbe comenzó alrededor de las 22 del lunes 13 en una de las galerías de la Mina 5, a unos siete kilómetros de la salida principal. Según informó el Secretario de Producción del municipio de Río Turbio, el fuego se produjo “por una fricción de la cinta transportadora del mineral”. El siniestro ocurrió en momentos en que se estaba realizando un cambio de turno de empleados: un grupo de cincuenta mineros ingresaba a bordo de un camión. Según contaron algunos de los sobrevivientes, el vehículo chocó contra una columna. En pocos minutos, el fuego volvió intransitable el sector debido a la falta de visibilidad y de oxígeno, según describieron los mineros que lograron salir. “Hay muchos compañeros que se han caído, que no los pudimos levantar”, relató, cargado de angustia, uno de los sobrevivientes. Otro contó: “Tuvimos que salir agarrados de la mano. Salíamos tanteando las paredes”. Si bien los cascos que tenían puestos llevaban linternas incorporadas “con el humo intenso esa luz no servía”, detalló. Caminaron a oscuras, en medio de la humareda, unos cuatrocientos metros hasta la salida, lo que les demandó más de dos horas y media.

· El 13 de junio se desató un incendio en la mina de carbón de Río Turbio. El fuego provocó derrumbes en las galerías entre la Unión 9 y la Unión 12, y el humo se esparció rápidamente por las galerías del yacimiento.

· Fue la peor tragedia en 60 años, desde que se inició la producción. Un camión que estaba en el interior rescató a 50 operarios, pero la dificultad para conducir en medio del humo provocó un accidente en el interior de la mina. Ahogadas y extenuadas, 37 personas pudieron escapar a pie y aparecieron en el chifón 7.

· Ese día, 14 operarios murieron. Las pericias médicas indicaron que las muertes se produjeron inmediatamente.

· El equipo de rescate, compuesto por más de 30 personas, demoró seis días en hallar los cuerpos sin vida, que en algunos casos estaban 7 kilómetros adentro de la montaña.

“El incendio desató la tragedia” (La Nación, 13/11/04)

Según lo hiciera público el diario Página/12, el 17 de junio de 2004, un informe oficial aseguraba que el yacimiento tiene un índice de siniestralidad que duplica el promedio. La Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT) detectó que la mina “tiene un índice de accidentalidad que duplica el promedio estimado para la actividad minera”, según reveló a Página/12 Carlos Rodríguez, gerente general de la SRT.

El índice de accidentalidad mide la relación entre el número de accidentes y el de trabajadores de la empresa. Para la actividad de “minería y canteras” el índice promedio es de 59,2. En la explotación del Yacimiento Carbonífero de Río Turbio es de 123,8, lo que significa que allí “ocurren muchos más accidentes que los estimados para el tipo de actividad”, señaló Rodríguez.

Cuando una empresa supera el 10 por ciento del índice promedio establecido para su rubro, la SRT la ubica dentro de lo que se denomina “grupo testigo”, por el cual obliga a la ART a cargo de la cobertura de los trabajadores a implementar un plan especial de reducción de la siniestralidad. Eso ocurrió ese año 2004 con el yacimiento de Río Turbio. La ART de la mina es la empresa “Responsabilidad Patronal”[1].

 

El accidente del 13 de junio de 2004 no fue el primero en el yacimiento de Río Turbio.

El 24 de mayo de 1949 hubo una explosión en el interior de la mina de Río Turbio y quedaron aislados seis mineros, los que, a pesar de las tareas de salvamento, fallecieron. Eran trabajadores de entre 21 y 26 años.

Luego de la pertinente investigación de aquel entonces se reconoció como causa del accidente el encendido de un fósforo por parte de uno de los mineros, el que, al tomar contacto con el gas grisú, produjo la explosión.

En aquel año, el 30 de agosto, se produjo otro hecho trágico. Esta vez fue en Malargüe, Mendoza, en la mina de carbón Los Castaños hubo una explosión, según se presumió, por la inflamación de grisú. En esos momentos, unos 70 hombres trabajaban en la mina; nueve de ellos murieron.

El complejo minero de Río Turbio fue escenario desde su creación, en 1942, de varios accidentes, aunque los más trágicos ocurrieron durante la década del 70. En 1975, 13 personas murieron por una explosión en la mina cuatro, un año después fueron 12 los fallecidos por una explosión en la mina tres y, en 2000, tres personas quedaron atrapadas en la mina cinco”.

(La Nación. “Desde su creación, en 1942, murió una veintena de trabajadores. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=610729)


Los sobrevivientes fueron trasladados al Hospital General de Río Turbio, y al San Lucas, de la vecina localidad de 28 de Noviembre. Llegaron intoxicados con monóxido de carbono, algunos agotados físicamente, pero ninguno con un cuadro de gravedad.

El secretario general de ATE Río Turbio, Raúl Wanso, señaló que la tragedia ocurrió “por falta de inversión y controles” estatales. “Era un peligro latente que veníamos denunciando desde hace 12 años”, señaló el secretario de ATE de Santa Cruz y destacó que “la desinversión que hubo en esta mina desde que fue concesionada fue tan grande que no estaban dadas las mínimas condiciones de higiene ni seguridad para los trabajadores”. El secretario de Producción de Río Turbio reconoció que “la tecnología que utiliza la mina está atrasada 20 años”.[2]

Si bien las causas de la tragedia tienen su origen en el estado de abandono de las instalaciones y la falta de mínimas condiciones laborales, ambientales y de seguridad para realizar su explotación, de manera inmediata a la tragedia se inició en la Justicia Federal de Santa Cruz una investigación para evaluar las actuaciones de las autoridades durante la tragedia.

Luego de ocurrido el accidente presentó su renuncia el interventor de Yacimientos Carboníferos de Río Turbio, Esteban Loncaric. El 23 de junio de 2004 el PEN con el Decreto N°810/04 designa como nuevo interventor a Daniel Roman Peralta, el actual gobernador de Santa Cruz.clip_image004

La dimisión del ex interventor Loncaric se produjo pocas horas después de que el presidente Néstor Kirchner recibiera al intendente de Río Turbio y a una delegación de mineros del yacimiento. Durante el encuentro, los representantes de los trabajadores presentaron los mapas y la investigación realizada sobre la evacuación, responsabilizaron directamente a los encargados de seguridad de la mina y reclamaron la remoción íntegra de la cúpula gerencial del yacimiento. Peralta, quien era presidente de la bancada justicialista en la Legislatura provincial, se desempeñó durante casi una década al frente de la Subsecretaría de Trabajo de la provincia durante la gestión de Kirchner como gobernador.

El accidente, lejos de imponer racionalidad y mesura en los anuncios respecto de la viabilidad de la producción de carbón, hizo que diversos funcionarios provinciales y nacionales, junto al Presidente de la Nación, promovieran una nueva e improvisada política para Río Turbio: la inmediata construcción de una usina a carbón, la Central Termoeléctrica de Río Turbio (CTRT).

En octubre de 2004 el proyecto de la usina ya estaba lanzado: De Vido firmó un protocolo de entendimiento con la República Checa y la central sería construida por la empresa Skoda por adjudicación directa.

 


[1] Página 12 “Llega la hora de investigar la tragedia”, 17 de junio de 2004. http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-36822-2004-06-17.html

[2] Las citas y principales referencias de los párrafos anteriores pertenecen a la crónica realizada por el diario Página/12 del 16 y 17 de junio de 2004.

lunes, 25 de mayo de 2015

#COP21– Hasta ahora, no cierran las cuentas

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Se tienen ya algunas pistas acerca de cómo viene la mano con las propuestas que están haciendo los países para ir construyendo el objetivo de reducción de emisiones que tendrá el nuevo acuerdo global sobre el clima que deberá surgir en París, a finales de este año.

Durante 2015 los países partes de la Convención del Clima deben presentar las llamadas INDC (Intended Nationally Determined Contribution), éstas representan el compromiso que ese país se propone asumir como meta vinculante post-2020. Recordemos que el nuevo acuerdo global recién entrará en vigencia en el año 2020.

Acorde a lo que publiqué en #COP21: dos más en la mesa, lo que tenemos hasta ahora formalmente presentado a la Convención es lo siguiente:

  • Suiza (27/2/15): 50% de reducción al 2030 respecto de las emisiones de 1990.
  • UE (6/3/15)- 28 países: 40% de reducción al 2030 respecto de las emisiones de 1990.
  • Noruega (27/3/15): 40% de reducción al 2030 respecto de las emisiones de 1990.
  • México (30/3/15): 25% de reducción al 2030 respecto de su escenario de emisiones BAU (Business as Usual)
  • Estados Unidos (31/3/15): 26-28% de reducción al 2015 respecto de emisiones de 2005.
  • Gabón (1/4/15): 50% de reducción al 2025 respecto de un escenario de emisiones BAU.
  • Rusia (1/4/15): 20-25% de reducción al 2030 respecto de las emisiones de 1990.
  • Liechtenstein (23/4/15): 40% de reducción al 2030 respecto de las emisiones de 1990.
  • Andorra (30/4/15): 37% de reducción al 2030 respecto de un escenario de emisiones BAU
  • Canadá (15/5/15): 30% de reducción al 2030 respecto de las emisiones de 2005.

Bien, hace pocos días se publicó un informe firmado por tres prestigiosos analistas climáticos, Rodney Boyd, Nicholas Stern y Bob Ward. En este estudio se hace una evaluación de los objetivos de mitigación que se han presentado hasta ahora y aquello que deberíamos estar haciendo para ser consistentes con la meta de mantener el calentamiento global debajo del límite de los 2°C.

El análisis también toma en cuenta la información disponible sobre lo que presentarían algunos otros países, entre  ellos, el más relevante, China.

El informe, titulado “What will global annual emissions of greenhouse gases be in 2030, and will they be consistent with avoiding global warming of more than 2°C?”, fue publicado hace unos días por el ESRC Centre for Climate Change Economics and Policy y el Grantham Research Institute on Climate Change and the Environment.

Básicamente el estudio analiza a los mayores contribuyentes a las emisiones globales: China, Estados Unidos y la Unión Europea. Para este grupo de países supone un evolución de las emisiones de aquí al 2030, acorde a las propuestas que han presentado hasta ahora. Este cuadro refleja la trayectoria de esas emisiones prometidas.

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Para el caso de China se evalúan sus emisiones bajo dos hipótesis, que las mismas tengan su pico máximo en el 2025 o en el 2030.

Esta trayectoria responde los objetivos presentados o prometidos hasta ahora:

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Acorde a estimaciones provenientes de la IEA (International Energy Agency) el informe asume que las emisiones del resto del mundo en su conjunto pasan de 26,2 Gt CO2eq en 2010 a 35,4 Gt  CO2eq en 2030. Este conjunto de emisiones seguramente deberán disminuir acorde a las INDC  que aún faltan presentar, por ejemplo, la de Argentina.

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Observando las cifras siguientes se puede ver que los principales emisores (UE, USA y China) van perdiendo peso relativo frente al incremento del resto del mundo, pasando de representar el 45%  de las emisiones en el 2010 a rondar el 39% o 37% en 2030 (dependiendo del pico de emisiones chinas).

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Ahora bien, con estas estimaciones de las emisiones hacia el 2030, el informe las compara con aquellas trayectorias de emisiones que serían consistentes con el objetivo de permanecer bajo los 2°C. Para hacerlo, se toman los escenarios asumidos por la UNEP en su informe “The Emissions Gap Report 2014”. Sobre este informe de UNEP, ver “La brecha: el tamaño importa”.

Acá es donde tenemos que prestar atención y, por sobre todo, tomar conciencia de la difícil tarea que se viene. De los modelos analizados por UNEP consistentes con el objetivo de permanecer debajo de los 2°C (con una probabilidad del 50-66%) se extrae lo siguiente:

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La primera fila indica que no existen escenarios donde la acción de mitigación sea débil hasta el 2020 y que no impliquen luego emisiones negativas en la segunda mitad de este siglo. Siempre las reducción de emisiones (mitigación) se suponen a costos realistas.

La segunda fila nos dice que existen muy pocos modelos (4) que predicen que sería factible tener una débil política de reducción de emisiones hasta el 2020 y luego trayectorias que nos lleven a emisiones negativas a costos razonables. Bajo tal hipótesis, las emisiones globales en 2030 rondarían las 47 Gt CO2eq.

La tercera nos dice que son varios los modelos (16) que indican que una acción temprana de mitigación, desde ahora mismo, haría factible no necesitar emisiones negativas en la segunda mitas del siglo. Estos escenarios nos conducen a emisiones globales de 36 Gt CO2eq en 2030.

La cuarta nos dice que son muchos más los modelos (43) que permiten suponer que una acción temprana y con emisiones negativas en la segunda mitad del siglo nos conducirían a estar debajo de los 2°C y tales escenarios rondan en 42 Gt CO2eq en 2030.

Claramente una acción temprana (reducciones fuertes desde ahora) y luego tener emisiones negativas en la segunda mitad del siglo hacen mucho más probable que cumplamos el objetivos de permanecer debajo de los 2°C.

Pero atención, hablamos de emisiones negativas!

Esto significa no sólo el total abandono de los combustibles fósiles y la total paralización de los procesos de deforestación, significa también que tendríamos que sostener acciones de captura de CO2 para compensar las emisiones producto de la actividad agrícola, la producción de alimentos, la industria, residuos, etc.

Aquí quiero citar al propio informe al que me estoy refiriendo:

“It should be noted that assuming significant net negative carbon dioxide emissions during the 21st century is controversial – it may not prove to be possible. Pathways that assume net negative carbon dioxide emissions tend to assume lower levels of reductions in annual emissions before 2050, with stronger cuts (significantly enhanced by negative emissions) later in the century. However, such pathways would carry a risk of exceeding the warming limit of 2°C if net negative emissions cannot be realised”.

Efectivamente,  las emisiones negativas era algo impensable algunos años atrás. Ahora, no se sabe cómo, pero deberemos hacerlo.

Ahora bien, la emisiones en los escenarios BAU (Business as Usual) evaluados por UNEP varían en un rango de 63 a 72 Gt CO2eq. Si los graficamos, son las dos líneas de color negro en el gráfico siguiente. Si graficamos en azul los dos escenarios analizados acorde a las INDC proyectadas y dependiendo del pico de emisiones chinas, tenemos las dos trayectorias en azul.

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Como puede observarse, existe una reducción notable si se cumpliesen las promesas presentadas hasta ahora y, si efectivamente China tuviese el pico de sus emisiones entre 2025 y 2030. Pero, lo que ocurre es que aún existe una considerable brecha entre esas emisiones en azul y los escenarios consistentes con el objetivo de los 2°C.

En el siguiente cuadro tenemos los escenarios analizados por UNEP cuyos valores se sintetizan en el cuadro mostrado más arriba. La trayectoria verde nos permitiría llegar al 2100 sin necesitar de  emisiones negativas, los dos restantes (y sus respectivas familias) necesitan emisiones negativas al final de este siglo.

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Entonces, si bien los compromisos propuestos hasta ahora, si se cumpliesen, significarían una reducción respecto de los escenarios BAU, aún están muy lejos de alcanzar el objetivo de los 2°C. Todavía existe una gran brecha que cubrir.

El informe señala que para no depender de emisiones negativas, ya que es algo muy incierto de poder cumplirse, las emisiones al 2030 deberían estar entre los 32 y 44 Gt CO2eq, aproximadamente el rango entre la línea verde y naranja.

La brecha entre las 58,3 Gt CO2eq (valor intermedio entre 57,6 y 59) y los valores necesarios para cumplir con la meta de los 2°C, es de 26,3 y 14,3 Gt CO2eq.

Esa es la brecha necesaria a cubrir al año 2030. Para dimensionarla, recordemos que alrededor de 21 Gt CO2eq serán las emisiones de USA, UE y China sumadas. Es decir que debemos reducir alrededor del equivalente a las emisiones de China, la Unión Europea y Estados Unidos sumadas.

Nada indica que en los próximos meses veremos aparecer compromisos que puedan cubrir semejante brecha. Por esta razón, habrá que diseñar un acuerdo en la COP21 que sea, en materia de compromisos cuantificados, sólo un punto de partida, no final. De esta manera, en los meses subsiguientes a la COP21, deberá haber un proceso de revisión y de profundización de los objetivos de reducción propuestos para el 2030.

Así están las cosas. Estamos lejos de la buena senda y cada año que pasa sin una acción seria de mitigación, la brecha se agiganta y el objetivo de los 2°C cada vez más difícil de alcanzar.

 

Cali