Se tienen ya algunas pistas acerca de cómo viene la mano con las propuestas que están haciendo los países para ir construyendo el objetivo de reducción de emisiones que tendrá el nuevo acuerdo global sobre el clima que deberá surgir en París, a finales de este año.
Durante 2015 los países partes de la Convención del Clima deben presentar las llamadas INDC (Intended Nationally Determined Contribution), éstas representan el compromiso que ese país se propone asumir como meta vinculante post-2020. Recordemos que el nuevo acuerdo global recién entrará en vigencia en el año 2020.
Acorde a lo que publiqué en “#COP21: dos más en la mesa”, lo que tenemos hasta ahora formalmente presentado a la Convención es lo siguiente:
- Suiza (27/2/15): 50% de reducción al 2030 respecto de las emisiones de 1990.
- UE (6/3/15)- 28 países: 40% de reducción al 2030 respecto de las emisiones de 1990.
- Noruega (27/3/15): 40% de reducción al 2030 respecto de las emisiones de 1990.
- México (30/3/15): 25% de reducción al 2030 respecto de su escenario de emisiones BAU (Business as Usual)
- Estados Unidos (31/3/15): 26-28% de reducción al 2015 respecto de emisiones de 2005.
- Gabón (1/4/15): 50% de reducción al 2025 respecto de un escenario de emisiones BAU.
- Rusia (1/4/15): 20-25% de reducción al 2030 respecto de las emisiones de 1990.
- Liechtenstein (23/4/15): 40% de reducción al 2030 respecto de las emisiones de 1990.
- Andorra (30/4/15): 37% de reducción al 2030 respecto de un escenario de emisiones BAU
- Canadá (15/5/15): 30% de reducción al 2030 respecto de las emisiones de 2005.
Bien, hace pocos días se publicó un informe firmado por tres prestigiosos analistas climáticos, Rodney Boyd, Nicholas Stern y Bob Ward. En este estudio se hace una evaluación de los objetivos de mitigación que se han presentado hasta ahora y aquello que deberíamos estar haciendo para ser consistentes con la meta de mantener el calentamiento global debajo del límite de los 2°C.
El análisis también toma en cuenta la información disponible sobre lo que presentarían algunos otros países, entre ellos, el más relevante, China.
El informe, titulado “What will global annual emissions of greenhouse gases be in 2030, and will they be consistent with avoiding global warming of more than 2°C?”, fue publicado hace unos días por el ESRC Centre for Climate Change Economics and Policy y el Grantham Research Institute on Climate Change and the Environment.
Básicamente el estudio analiza a los mayores contribuyentes a las emisiones globales: China, Estados Unidos y la Unión Europea. Para este grupo de países supone un evolución de las emisiones de aquí al 2030, acorde a las propuestas que han presentado hasta ahora. Este cuadro refleja la trayectoria de esas emisiones prometidas.
Para el caso de China se evalúan sus emisiones bajo dos hipótesis, que las mismas tengan su pico máximo en el 2025 o en el 2030.
Esta trayectoria responde los objetivos presentados o prometidos hasta ahora:
Acorde a estimaciones provenientes de la IEA (International Energy Agency) el informe asume que las emisiones del resto del mundo en su conjunto pasan de 26,2 Gt CO2eq en 2010 a 35,4 Gt CO2eq en 2030. Este conjunto de emisiones seguramente deberán disminuir acorde a las INDC que aún faltan presentar, por ejemplo, la de Argentina.
Observando las cifras siguientes se puede ver que los principales emisores (UE, USA y China) van perdiendo peso relativo frente al incremento del resto del mundo, pasando de representar el 45% de las emisiones en el 2010 a rondar el 39% o 37% en 2030 (dependiendo del pico de emisiones chinas).
Ahora bien, con estas estimaciones de las emisiones hacia el 2030, el informe las compara con aquellas trayectorias de emisiones que serían consistentes con el objetivo de permanecer bajo los 2°C. Para hacerlo, se toman los escenarios asumidos por la UNEP en su informe “The Emissions Gap Report 2014”. Sobre este informe de UNEP, ver “La brecha: el tamaño importa”.
Acá es donde tenemos que prestar atención y, por sobre todo, tomar conciencia de la difícil tarea que se viene. De los modelos analizados por UNEP consistentes con el objetivo de permanecer debajo de los 2°C (con una probabilidad del 50-66%) se extrae lo siguiente:
La primera fila indica que no existen escenarios donde la acción de mitigación sea débil hasta el 2020 y que no impliquen luego emisiones negativas en la segunda mitad de este siglo. Siempre las reducción de emisiones (mitigación) se suponen a costos realistas.
La segunda fila nos dice que existen muy pocos modelos (4) que predicen que sería factible tener una débil política de reducción de emisiones hasta el 2020 y luego trayectorias que nos lleven a emisiones negativas a costos razonables. Bajo tal hipótesis, las emisiones globales en 2030 rondarían las 47 Gt CO2eq.
La tercera nos dice que son varios los modelos (16) que indican que una acción temprana de mitigación, desde ahora mismo, haría factible no necesitar emisiones negativas en la segunda mitas del siglo. Estos escenarios nos conducen a emisiones globales de 36 Gt CO2eq en 2030.
La cuarta nos dice que son muchos más los modelos (43) que permiten suponer que una acción temprana y con emisiones negativas en la segunda mitad del siglo nos conducirían a estar debajo de los 2°C y tales escenarios rondan en 42 Gt CO2eq en 2030.
Claramente una acción temprana (reducciones fuertes desde ahora) y luego tener emisiones negativas en la segunda mitad del siglo hacen mucho más probable que cumplamos el objetivos de permanecer debajo de los 2°C.
Pero atención, hablamos de emisiones negativas!
Esto significa no sólo el total abandono de los combustibles fósiles y la total paralización de los procesos de deforestación, significa también que tendríamos que sostener acciones de captura de CO2 para compensar las emisiones producto de la actividad agrícola, la producción de alimentos, la industria, residuos, etc.
Aquí quiero citar al propio informe al que me estoy refiriendo:
“It should be noted that assuming significant net negative carbon dioxide emissions during the 21st century is controversial – it may not prove to be possible. Pathways that assume net negative carbon dioxide emissions tend to assume lower levels of reductions in annual emissions before 2050, with stronger cuts (significantly enhanced by negative emissions) later in the century. However, such pathways would carry a risk of exceeding the warming limit of 2°C if net negative emissions cannot be realised”.
Efectivamente, las emisiones negativas era algo impensable algunos años atrás. Ahora, no se sabe cómo, pero deberemos hacerlo.
Ahora bien, la emisiones en los escenarios BAU (Business as Usual) evaluados por UNEP varían en un rango de 63 a 72 Gt CO2eq. Si los graficamos, son las dos líneas de color negro en el gráfico siguiente. Si graficamos en azul los dos escenarios analizados acorde a las INDC proyectadas y dependiendo del pico de emisiones chinas, tenemos las dos trayectorias en azul.
Como puede observarse, existe una reducción notable si se cumpliesen las promesas presentadas hasta ahora y, si efectivamente China tuviese el pico de sus emisiones entre 2025 y 2030. Pero, lo que ocurre es que aún existe una considerable brecha entre esas emisiones en azul y los escenarios consistentes con el objetivo de los 2°C.
En el siguiente cuadro tenemos los escenarios analizados por UNEP cuyos valores se sintetizan en el cuadro mostrado más arriba. La trayectoria verde nos permitiría llegar al 2100 sin necesitar de emisiones negativas, los dos restantes (y sus respectivas familias) necesitan emisiones negativas al final de este siglo.
Entonces, si bien los compromisos propuestos hasta ahora, si se cumpliesen, significarían una reducción respecto de los escenarios BAU, aún están muy lejos de alcanzar el objetivo de los 2°C. Todavía existe una gran brecha que cubrir.
El informe señala que para no depender de emisiones negativas, ya que es algo muy incierto de poder cumplirse, las emisiones al 2030 deberían estar entre los 32 y 44 Gt CO2eq, aproximadamente el rango entre la línea verde y naranja.
La brecha entre las 58,3 Gt CO2eq (valor intermedio entre 57,6 y 59) y los valores necesarios para cumplir con la meta de los 2°C, es de 26,3 y 14,3 Gt CO2eq.
Esa es la brecha necesaria a cubrir al año 2030. Para dimensionarla, recordemos que alrededor de 21 Gt CO2eq serán las emisiones de USA, UE y China sumadas. Es decir que debemos reducir alrededor del equivalente a las emisiones de China, la Unión Europea y Estados Unidos sumadas.
Nada indica que en los próximos meses veremos aparecer compromisos que puedan cubrir semejante brecha. Por esta razón, habrá que diseñar un acuerdo en la COP21 que sea, en materia de compromisos cuantificados, sólo un punto de partida, no final. De esta manera, en los meses subsiguientes a la COP21, deberá haber un proceso de revisión y de profundización de los objetivos de reducción propuestos para el 2030.
Así están las cosas. Estamos lejos de la buena senda y cada año que pasa sin una acción seria de mitigación, la brecha se agiganta y el objetivo de los 2°C cada vez más difícil de alcanzar.
Cali