ncuentros o por correo, leyendo en el correo de lectores del Expreso u otras revistas. Ese verano fue el parto de Acuarela.
En 1980 sube Reagan y Estados Unidos endurece su mano siempre presente por estas latitudes y el resto del mundo. En Argentina el dictador de turno era Videla, asesino mayúsculo. Después de ese verano le seguiría Viola, un pobre tipo, un estúpido, pero un asesino también. Así las cosas, ese año acuño la frase (que repetiré luego en otros veranos) “enero de 1980… el año ya está perdido”.
Para paladear el "sonido de la época" recomiendo hacer click en Videla.
me muestra que la cultura violenta también me subyugó en esa cloaca que era la Argentina entonces, el 17 de septiembre de 1980 brindé con vino (blanco y berreta), pero brindé, porque lo habían hecho volar por el aire a Somoza, en Asunción Paraguay. Nunca antes, ni después, festejé un acto de violencia, pero ese día estaba vengativo.
Pocos días después, sorpresa, por primera vez escuchamos el nombre de Perez Esquível, Premio Nóbel de la Paz y argentino!. Lo poco que salía en los diarios me hizo pensar que tal cosa no podía estar ausente en el primer número de Acuarela. Un par de meses después, con la revista casi por entrar en imprenta, ejecuté un acto de censura, decidimos sacar ese artículo. Para una revista sin padrinazgo alguno y a la intemperie, podía haber sido un suicidio. Nunca lo sabremos. Todavía cargo con la culpa de ese artículo de Antonio Sánchez, a quien se lo encargué y a quien, un par de meses después, le tuve que decir que no lo sacábamos, que yo veía un riesgo grande.


Ese verano, ya en diciembre de 1980, me despierta mi vieja, luego de alguna noche
seguramente larga, para decirme que habían matado a Lennon… y me alcanza un mate. Sólo ella era capaz de saber lo que Lennon había sido para mí. Caramba, ya estaba totalmente convencido que el sueño se había terminado definitivamente (the dream is over). Todo el día nos llevó para saber exactamente qué había pasado y seguimos a la noche con la revista.
Queen desde la calle y entrar cuando abrieran la puerta. Todo me daba vergüenza. Queen no me gustaba, pero quería saber cómo sonaba una cosa así. La llegada de Queen nos puso en crisis a muchos rockeros que no podíamos creer que Rafaela Carrá y Queen pudiesen ocupar el mismo espacio en el “circo” que la dictadura promovía.
Cali
Festejar el fusilamiento de ese hijo de puta, no fue un acto de venganza, sino de Justicia
ResponderEliminarAbrazo
"Queen no me gustaba, pero quería saber cómo sonaba una cosa así." Mirá que venías bien con la nota. Yo sabía que a ese recital no habías entrado desde el comienzo porque estabas enojado con los tipos porque habían sido invitados por Viola que además de asesino era medio cholulo. Hoy por hoy como acto de rebeldía el entrar más tarde suena medio naif pero la verdad que no te envidio nada el haber vivido tu juventud en esa época.
ResponderEliminarRespecto al acto de censura la verdad que había que estar medio loco para intentar hacer una nota de Perez Esquivel en esa época. Pero ya que estamos, a vos que te gusta guardar papel, ¿no tenés en algún lado una copia de la misma para publicar en el blog a modo de desagravio? Sería muy interesante leerla ahora que pasó tanto tiempo.
Por último no podía dejar de mencionar el día de la muerte de Lennon. Recuerdo que estabamos en Uruguay de viaje y mi viejo al que le interesaba tres carajos le dió la noticia a mi vieja. Nunca me olvidé del bajón que le dió a mi vieja. Yo en esa época todavía no sabía quien era Lennon. Tenía solo 4 años y la primera vez que supe algo de él fue que lo habían matado. Los años me llevarían a ser un gran admirador.
A mi si me gusta Queen, y Lennon por supuesto, aunque mucho más me gusta Harrison.
ResponderEliminarNo puedo evitar leer tu nota y retrotraerme en el tiempo, a ese tiempo: el de una infancia marcada por el desarraigo. Tenés razón (otra vez) Cali, tu blog tiene un "qué se yo" melancólico que además, es contagioso.