martes, 31 de julio de 2012

Rio+20, Siria y el vacío global (II)

Luego de Rio+20 algunas cosas se han hecho muy evidentes. Una de ellas, es el vacío de poder y la ausencia de liderazgos. Y esto ocurre en un contexto donde lo que está en juego es muchísimo.

Debo reconocer que todo el proceso de Rio+20 ha sido para mi revelador de la profundidad de la crisis política que estamos atravesando y, a su vez, la ceguera con la que muchos no están mirando lo que ocurre. Me asombran los muchos que aún no perciben cabalmente lo que Rio+20 reveló.

Son varias las notas que escribí aquí sobre todo esto. De algún modo, esta es una segunda parte de “Rio+20, Siria y el vacío global”.

Quiero ahora destacar extractar un fragmento de una nota a Noam Chomsky que publica este domingo el Suplemento Enfoques, en La Nación. Luego una nota de opinión que se publicó ayer en ese mismo diario escrito por Moises Naim, desde una mirada más controversial, pero que permite entender la dimensión del vacío de poder o conducción. 

Cali

(fragmento de "La democracia debe sustituir la hegemonía de los EE.UU.")

-Pero, ¿cree que es esperable que el multilateralismo tenga éxito? Vemos estancamiento en Siria, la cumbre de Río fracasó, y en Europa, los líderes no parecen atinar a dar una respuesta contundente...

-En Europa hay más fallas de diseño. Las políticas de austeridad en la recesión casi con garantía dañarán a las economías, aunque el Banco Central Europeo está empezando a reconocer eso. Es una falla clasista que perjudica a la población y está desmantelando el contrato social. Los derechos laborales están siendo destruidos. El poder privado ha aumentado. No tiene que ser así, hay otras opciones. De hecho, Estados Unidos tuvo una política más progresista que Europa continental para responder a la crisis. Eso no es muy bueno, pero al menos es algo. Hubo medidas aquí para evitar la depresión. Y hay un crecimiento muy, muy lento. Europa es lo contrario, se dirige hacia una depresión. Ahora está cambiando, y se está hablando de hacer lo que debería haber hecho en primer lugar. Pero éstas son opciones. No son leyes de la naturaleza.

-¿Es optimista respecto del futuro?

-Si miro el mundo objetivamente, creo que será un milagro si los seres humanos sobreviven en un mundo decente dentro de cien años. No por lo que estamos hablando. Estas son cosas que se pueden solucionar. Creo que con mejores políticas se podrían mitigar algunos de estos problemas, tal vez cambiarlos radicalmente si hay, por ejemplo, un movimiento serio que se proponga trabajar en empresas que estén en manos de comunidades. Pero hay otros problemas que no son fáciles de solucionar. Podemos estar yendo hacia un precipicio. La cumbre de Río es un buen ejemplo. No pasó nada. Había aspiraciones muy bajas, y los resultados fueron irrisorios. Somos como lemmings caminando a un precipicio. Es un problema muy serio.

Opinión

Un nuevo desafío para el mundo: el fin del poder

Por Moises Naim,

¿Qué tienen en común el calentamiento global, la crisis de la eurozona y las masacres en Siria?

Que nadie tiene el poder para detenerlas. Cada una de estas situaciones ha venido deteriorándose ante los ojos del mundo. Las tres implican graves peligros y el sufrimiento de millones de personas. Sobre las tres hay ideas acerca de lo que se debería hacer. Y no pasa nada. Hay reuniones de ministros, cumbres de jefes de Estado, exhortaciones de personajes destacados, líderes sociales, políticos y académicos.

Y nada. Los medios nos dan angustiosas dosis de noticias que confirman que cada una de estas crisis sigue su rauda carrera al precipicio.

La dureza de los combates ha dejado Homs como una ciudad fantasmaEs como ver una película en cámara lenta, en la que un ómnibus lleno de pasajeros se dirige hacia el abismo y su conductor no frena ni cambia de dirección. El problema es que somos los protagonistas de esa película; en ese ómnibus viajamos todos. En el mundo de hoy todos somos vecinos y lo que pasa en otra casa -por más remota que parezca- nos termina afectando.

Pero mi metáfora es defectuosa. Supone que hay un conductor, y que los frenos y el volante del ómnibus funcionan. Sobre todo, supone que hay un conductor con el poder de frenar o de cambiar de rumbo. Basta con que lo quiera hacer.

Pues resulta que no es así. Para estas tres crisis -y muchas otras que nos amenazan- no hay un solo conductor, sino muchos. Y su número está creciendo.

Cada vez hay más conductores, o aspirantes a conductores, que si bien no tienen el poder de decidir en qué dirección y a qué velocidad debe marchar el ómnibus sí tienen el poder de impedir que se tomen decisiones con las que no están de acuerdo.

Rusia y China no pueden solucionar la crisis en Siria. Pero sí pueden vetar los intentos de otros países o de las Naciones Unidas para detener las matanzas.

Los líderes de las naciones europeas sumidas en una grave crisis económica no pueden enfrentarla con éxito sin la ayuda de otros países y entidades como el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario Internacional.

Pero si bien ni Angela Merkel ni los organismos financieros internacionales tienen el poder de solventar la crisis económica de Italia, España o Grecia, sí pueden bloquear el juego.

El problema del ómnibus europeo es que hay demasiados conductores y ninguno tiene suficiente poder para imponer el rumbo.

Evidencia

Lo mismo sucede con el calentamiento global. La abrumadora evidencia científica confirma que la actividad humana está calentando el planeta, lo cual a su vez produce variaciones extremas de frío y calor, de lluvias y sequías y otros cambios traumáticos en el clima. Si no disminuyen las emisiones de ciertos gases, las consecuencias para la humanidad serán desastrosas.

Y si bien para algunos es fácil ignorar la tragedia siria por muy remota o la europea por ajena, es imposible ignorar los efectos del cambio climático sobre todos nosotros y las generaciones que nos seguirán.

Estas tres crisis son una manifestación de una tendencia que va más allá de ellas y moldea muchos otros ámbitos: el fin del poder.

Esto no significa que el poder vaya a desaparecer o que ya no haya actores con inmensa capacidad para imponer su voluntad a otros. Significa que el poder se ha hecho cada vez más difícil de ejercer y más fácil de perder. Y que quienes tienen poder hoy están más constreñidos en su uso que sus predecesores.

El actual presidente de Estados Unidos (o de China) tiene menos poder que quienes lo precedieron en ese cargo. Lo mismo vale para el Papa, el jefe del Pentágono o los responsables del Banco Mundial, Goldman Sachs, The New York Times o cualquier partido político.

Vladimir Putin tiene hoy más restricciones como presidente de Rusia que las que tenía en su primer mandato o incluso como primer ministro, durante el turno que le dio a Dimitri Medvedev para que le cuidara la silla. Lo mismo sucede con Mahmoud Ahmadinejad o Hugo Chávez: hoy su poder -que es aún enorme- es más precario que antes.

El fin del poder es, en mi opinión, una de las principales tendencias que definirán nuestro tiempo. Sé que es una tesis controvertida y es el tema de un libro que he estado escribiendo y que debo terminar pronto. Por eso, ésta será mi última columna por un tiempo.

domingo, 29 de julio de 2012

Si “los gobiernos no están a la altura de las circunstancias…”

Antes y después. A la izquierda, Groenlandia el 8 de julio. A la derecha, cuatro días después, casi sin hielos. NASA.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En un post anterior titulado Un apunte más sobre lo lindo que se viene (post Rio+20)” hice referencia a cómo el sector empresario identifica estos próximos años (post Rio+20) en los que los gobiernos han quedado sin iniciativa global y sin programa de acción para enfrentar la crisis múltiple que transitamos.

Desde ciertos sectores de “izquierda” se hizo un sistemático ataque a Rio+20, antes y durante, alertando “evitar” las consecuencias devastadoras para la naturaleza y la sociedad si dicha conferencia dejaba en manos del sector corporativo la economía venidera.(1)

Nunca entendí cabalmente esa estrategia puesto que el resultado obvio de ese ataque y prédica anti Rio+20 era una apuesta al fracaso de dicha conferencia y, obviamente, ese resultado era debilitar aún más toda construcción política global que pueda administrar y enfrentar la crisis e incidir en la inevitable transición que ya está en marcha.

Ahora, y por los años venideros, hasta tanto pueda reconstruirse una nueva oportunidad global, como lo señalé anteriormente en Rio+20 y algo de lo que se viene, el “desarrollo sostenible” quedará liderado por iniciativas sectoriales.    

Un ejemplo que se publica esta semana en el revista “Mercado” (Información General - Pag. 8) revista mercado

Las empresas y el modelo sustentable. El profeta de la economía "verde”

Es el mensajero del desarrollo sustentable. Paul Pulman, el holandés que dirige el gran conglomerado Unilever desde hace más de tres años, ha desarrollado un vasto programa"verde" que se ejecuta en etapas y que sirve de modelo para otras grandes empresas globales.

Ha promovido el desarrollo de nuevos detergentes que se pueden usar con menos agua, la enseñanza a agricultores de India para usar menos pesticidas, o el desarrollo de cooperativas agrícolas en África para el cultivo de té orgánico. Se ha convertido en el abogado del modelo sustentable, al llamar la atención sobre la presión de recursos escasos, el evidente cambio climático y políticas públicas de corto plazo.

Puesto que los gobiernos no están a la altura de las circunstancias, explica, es una oportunidad para que las empresas asuman responsabilidad en aportar soluciones a toda esta problemática.

Si la economía y la sociedad no funcionan -enfatiza- tampoco lo harán las empresas.

Una singular inversión.

 

(1) La posición del Gobierno Argentino ha sido un buen ejemplo de esa lectura conspirativa hacia Rio+20.

viernes, 27 de julio de 2012

Insensatez (2)

Vamos buscando más versiones de “Insensatez” y su magia.

Si vamos a los orígenes del tema “Insensatez”  tenemos no sólo  la música de Antonio Caros Jobim sino también la poesía de Vinicius de Moraes. Esa combinación demoledora a inicios de los años 60 se le suma la primera interpretación que hace del tema Joao Gilberto, verdadero héroe de la Bossa Nova.

El tema parece en su tercer LP “Joao Gilberto” (1961), hoy inhallable, sólo aparece en compilaciones (algunas tan malas que fueron descatalogadas a pedido del propio Joao).

João Gilberto- acoustic guitar, voice; Tom Jobim – piano; Arranged by Tom Jobim

Este es el track del disco, grabado el 8/2/61, aunque la gráfica corresponde a un CD de compilaciones:

Insensatez

A insensatez que você fez
Coração mais sem cuidado
Fez chorar de dor
O seu amor
Um amor tão delicado
Ah, porque você foi fraco assim
Assim tão desalmado
Ah, meu coração quem nunca amou
Não merece ser amado

Vai meu coração ouve a razão
Usa só sinceridade
Quem semeia vento, diz a razão
Colhe sempre tempestade
Vai, meu coração pede perdão
Perdão apaixonado
Vai porque quem não
Pede perdão
Não é nunca perdoado

El tema cobró relieve internacional de manera inmediata, la Bossa Nova fue un fenómeno global extraordinario. Por esa razón, “Insensatez”  tuvo de manera inmediata su versión en inglés, bajo el “How Insensitive”, con letra escrita por Norman Gimbel.

Vamos a la interpretación del tema por Diana Krall hecha en su disco “Fron this moment on” (2006).

 

La banda es Diana Krall (voz y piano), Anthony Wilson (guitarra), Jeff Hamilton (batería) y John Clayton (contrabajo).

How Insensiteve

How insensitive
I must have seemed
When he told me that he loved me
How unmoved and cold
I must have seemed
When he told me so sincerely
Why he must have asked
Did I just turn and stare in icy silence
What was I to say?
What can you say
When a love affair is over?

Now he's gone away
And I'm alone
With a memory of his last look
Vague and drawn and sad
I see it still
All the heartbreak in his last look
How he must have asked,
Did I just turn and stare in icy silence
What was I to say?
What can you say
When a love affair is over?

 

domingo, 22 de julio de 2012

Insensatez

“Insensatez” es un tema compuesto por Antonio Carlos Jobin a inicios de los 60  y publicado en un formato instrumental en su primer disco internacional en 1963, en el disco  “The Composer of Desafinado, Plays” (Verve). Pertenece a una época musicalmente revolucionaria, cuando estalla el fenómeno de la bossa nova. Estallido que aún no se ha apagado y no deja de tener ecos renovados todos los días.

Una lindo ejercicio para escuchar música es degustar cómo un tema admite lecturas y relecturas por distintos intérpretes, estilos y tiempos. El secreto de un clásico, o de de un standard radica en dónde? ¿su valor melódico?, ¿sus silencios? ¿su poesía?, ¿clima?, ¿simplicidad?, ¿complejidad?. ¿Cuál es la magia? No se sabe, esa es la magia.

Escuchemos la versión de aquel disco de 1963. Es su primer disco en los Estados Unidos y para un sello tradicional en el ámbito del jazz como es la Verve.

Arreglos y Dirección: Claus Ogerman. Grabado en New York e tre el 9 y 10 de mayo de 1963. Engeniero de sonido: Phil Ramone. Producido por Creed Taylor. Antonio Carlos Jobim - Violão, Piano. http://upload.wikimedia.org/wikipedia/en/c/cb/Thecomposerofdesafinadoplays.jpgSolos: Leo Wright (flauta), Jimmy Cleveland (trombone)
Baixo: George Duvivier

 

Si saltamos en el tiempo, vamos a una de las varios tributos que Pat Metheny le ha dedicado a Tom Jobim y en particular a “Insensatez”, que en inglés inmediatamente tomó el nombre de “How Insensitive”.

Esta es una versión tomado de los conciertos del Pat Metheny Group del DVD “Speaking of Now Live” (2003). Pat Metheny, guitar - Steve Rodby, acoustic bass, Antonio Sanchez, drums, and Lyle Mays, grand Steinway,joining in towards the end.

miércoles, 18 de julio de 2012

Un apunte más sobre lo lindo que se viene (post Rio+20)

Esta nota es una pequeña profundización de la anterior titulada “Rio+20 y algo de lo que se viene”.

El primer punto que señalé en aquella nota, como uno de los elementos centrales que caracterizarán esta etapa “post Rio+20”, lo titulé “Sin ONU mediante, aparecen las políticas “customizadas” del sector privado, gubernamental y no gubernamental”.

Muchos podrán creer que en Rio+20, dados sus pobres resultados, no pasó nada. Grave error. La pobreza de esa reunión tienen importantes consecuencias, una de ellas, es que el sector privado o corporativo, tendrá un rol casi excluyente en los próximo años en la agenda del desarrollo sostenible. Esto es consecuencia directa del vacío dejado por la comunidad internacional y la ausencia de una institucionalidad global multilateral a la altura de la historia,

Esto es malo, no porque las corporaciones sean per se portadores del “mal”. Sino porque las políticas sectoriales no alcanzan para afrontar el desafío que tenemos por delante. En particular, el sector privado, puede hacer mucho, pero nunca será suficiente ni podrá siquiera aproximarse a una política internacional concertada.

Quiero compartir con ustedes algunas reflexiones de representantes del sector privado que coincide con lo que estoy señalando. No es la única voz que comienza a señalar esta situación. El sector privado está observando que el vacío los ha dejado en el centro de la escena, por ejemplo, Sebastián Bogorito, director Ejecutivo del poderoso Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible, señala que “en el sector empresarial no había optimismo, sino una sensación de urgencia: se sabía que no importaba lo que el documento de los países decía o no decía, porque los temas ya estaban en la agenda y a partir de ahora se van a tener que discutir en otras instancias”. Terminada la cumbre, se abre una nueva etapa de desafíos en la que se buscará llegar a las definiciones necesarias que los líderes internacionales decidieron dejar para más adelante

Esto que sigue se publicó este Domingo en el diario Perfil:

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15/07/2012 Perfil - Nota - Sup. Especial - Pag. 4
Privados, en busca de liderazgo político
MARCELO IEZZI*
Responsable de la práctica de Desarrollo Sostenible de PwC Argentina.

Terminó una Cumbre de la que se esperaba más de lo que pudo dar. El momento no fue el ideal, con toda Europa sometida a una muy profunda crisis y con Estados Unidos viviendo un lento proceso de recuperación.

En este contexto, no se tuvo la determinación necesaria para lograr el cambio que se había propuesto a través de dos objetivos centrales: transitar el camino hacia una economía verde y disponer de un marco de gobernanza mundial para temas de alcance global, tales como el cambio climático.

Ambos objetivos fueron demasiado para líderes políticos muy concentrados en sus agendas de muy corto plazo y estricto alcance nacional.

Algunos creyeron ver amenazadas sus soberanías ante una institución de gobernanza global, otros se adivinaron financiadores de un cambio que produciría beneficios globales pero no tantos en sus votantes como para salvar su continuidad política.

El sector privado, que es el que con su producción de bienes y servicios da cuenta de la mayor parte de los consumos energéticos y de recursos naturales, así como moldea los patrones de consumo de la inmensa mayoría de la humanidad y genera o no incontables puestos de trabajo, emerge de esta cumbre sin nuevas guías de liderazgo político hacia el desarrollo sostenible. Seguramente tomará nota de esta situación: muchas de las empresas son evidentemente globales, sin límites de geografía política, y reciben demandas por conductas ambientales, sociales y económicas crecientes y cada vez más concretas por parte de una diversidad de actores, desde el simple ciudadano hasta el más fiel consumidor, pasando por ONGs, gobiernos, empleados y académicos. Un buen número de ellas ya sabe que su presente y su futuro están íntimamente ligados al éxito en alcanzar formas de producción sostenibles, inclusivas, transparentes y rentables y, confían en sumar al resto de sus pares en esta nueva etapa.

Por ahora, parecen ser los actores centrales que guiarán esta etapa post Río+20 que muchos políticos decidieron no liderar.

sábado, 14 de julio de 2012

Cuando la caridad viene en botellas

Observo con cierto asombro como las empresas de gaseosas y aguas embotelladas, que durante años fueron foco de críticas por la proliferación que promueven de envases descartables -uno de los símbolos más perversos de la sociedad de consumo- han iniciado desde hace un tiempo un prolijo lavado de imagen y se han convertido en activas protagonistas de campañas solidarias y ambientales. Tal es el caso de Coca-Cola, Villavicencio, entre otras como la recolección de tapitas, uso de botellas en construcción, etc.

El caso particular de las aguas embotelladas, mineralizadas o minerales merece especial atención. No sólo desvían la atención respecto del incremento de envases y recursos no renovables que despilfarran, sino que además, su mayor virtud ha sido la de “privatizar” de facto algo que nunca se “privatizó”, el consumo de agua.

Si bien mucho se habla en los últimos tiempos acerca de privatización de la naturaleza y de mercantilización de los bienes comunes, particularmente en los debates previos a Rio+20, es poco lo que se enfatiza sobre uno de los mayores y elocuentes despojos que se nos hace en nombre del mercado como es el caso de las aguas minerales.

Esto que digo, no es nuevo, recomiendo leer ¡Vienen por el agua! (y mirar sus videos) que publiqué aquí hace un par de años.(1)

Está claro que las buenas intenciones con que se realizan campañas para recolectar tapitas de gaseosas o botellas con fines solidarios no está puesto en duda. Hasta me animaría a decir que detrás de estas campañas se encuentra gente del sector empresario bien intencionada que encontró de este modo una manera de canalizar fondos hacia objetivos irreprochables.

Pero advierto que las organizaciones de la sociedad civil no deben perder su capacidad crítica sobre el sector corporativo. Debe advertirse que las empresas procuran con estas campañas consolidar un mensaje tranquilizador hacia la sociedad, mostrándole que virtuosamente, pueden “solucionar” el problema ambiental y, al mismo tiempo, movilizar recursos hacia causas nobles. Lo que en realidad hacen es ocultar el problema y transferir monedas, en comparación a lo que significaría tener que hacerse cargo por el pasivo ambiental que ocasionan y la fantástica renta que obtienen al haber creado el “mercado” del agua embotellada.

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(1) el video The Story of Bottled Water” (2010) tiene la opción de verse subtitulado en español en la opción CC de YouTube.

 

domingo, 8 de julio de 2012

Rio+20, Siria y el vacío global

En el camino hacia Rio+20 hice referencias insistentes a la falta de liderazgos que pudiesen encauzar una conversación tan compleja como la que debe afrontar la comunidad internacional. Luego de Rio+20 está más que claro esa ausencia y que los problemas se agravan sin esperar nuevas cumbres.

Aprovecho este artículo que se publica hoy en La Nación porque hace referencia a ese tópico y pone el foco en algunas de las crisis que mayormente me preocupan, por ejemplo, el desangre paulatino de Siria y un mundo incapaz de detener esa masacre o la debacle de las discusiones en torno al desarrollo sostenible que significó Rio+20.

Algunos piensan que el fracaso multilateral puede ser suplantado por una movilización social que pueda responder al vacío que dejan nuestros gobiernos. Lo siento, soy bastante pesimista en que algo así suceda. Es mucho lo que desde los movimientos sociales se puede hacer, pero no creo que se pueda soslayar la necesidad de una gobernabilidad a escala global, desde una institucionalidad democrática, aún imperfecta, como la ONU.

El fracaso de las cumbres multilaterales están dejando al mundo a merced de los más poderosos, sean estos grupos económicos gubernamentales o sean corporaciones privadas. Estos grupos pasan a tener cada vez más protagonismo en detrimento de los más débiles, las mayorías y los intereses que puedan quedar fuera de sus agendas. Sin un número suficiente de gobiernos que se alcen con integridad, fortaleza moral y democrática y con verdadera vocación de cambiar el rumbo de los asuntos globales, el escenario internacional será la sumatoria de egoísmos y del todo contra todos que fue Rio+20.

Aquí el artículo de la periodista Luisa Corradini. Una visión que vale la pena revisar para pensar en lo que viene y pensar cómo impedirlo.

Cali

http://m24digital.com/wp-content/uploads/2012/05/masacre-en-siria-2-.jpg

Vacío de poder

Complica al mundo la falta de liderazgos

Pese a cumbres y programas, las crisis globales siguen sin solución

Por Luisa Corradini | LA NACION

PARIS.- ¿Qué ha sucedido con el poder y el liderazgo en el mundo? ¿Quién lo ejerce? ¿Cómo y dónde se toman las decisiones que determinan el presente y condicionan el futuro del planeta?

Muchos, entre ellos, expertos y ONG, tienen la sospecha de que, por momentos, el planeta es como un avión sin piloto que sigue una trayectoria de colisión.

En unos pocos años, el mundo pasó de una entusiasta exaltación por el multilateralismo a las frustraciones más profundas provocadas por una suerte de vacío de poder en crisis agobiantes, como la debacle económica, el calentamiento global o la violencia en Siria.

En ese vacío, los líderes políticos no consiguen imponerse en forma individual y, con frecuencia, tampoco son capaces de adoptar una decisión común, a pesar de que las circunstancias los acorralan y las soluciones son imperiosas. Tanto es así que algunos analistas ya llaman a esta época "el momento G-0".

Hoy, el planeta se halla ante una situación inédita, donde las distintas sociedades intentan mantener vivas sus esperanzas de futuro y los gobiernos parecen incapaces de alcanzar acuerdos. Ese proceso de desaliento comenzó en 2008 con la crisis de las subprimes en Estados Unidos. Casi de inmediato, apremiados por la necesidad de dar respuestas, el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, y su homólogo estadounidense, George W. Bush, presentaron al G-20 como el principal mecanismo para coordinar una respuesta internacional a los problemas que aquejaban al mundo.

Poco después, un flamante presidente demócrata llamado Barack Obama cristalizó el renovado entusiasmo de los progresistas del mundo, al evocar la necesidad de buscar respuestas multilaterales, de crear un sistema internacional que reflejara una nueva estructura de poder global. Muchos optimista llegaron a soñar con un Bretton-Woods.

Pero en cinco años nada de eso se concretó. En este momento, Europa sigue debatiéndose contra una interminable crisis que podría arrastrar al resto del mundo, Medio Oriente ve agrietarse sus ilusiones democráticas, las instituciones multilaterales no consiguen dar respuestas adecuadas a sus desafíos, e incluso los tan cortejados países emergentes se sumergen también en la bruma de la incertidumbre.

Después de un momento de intensa euforia, las "primaveras árabes" parecen un lejano recuerdo del pasado. Siria se desangra poco a poco en manos de una dictadura feroz -protegida por China y Rusia-, que aparentemente nadie consigue doblegar. Irán continúa practicando la política del "pito catalán" frente a Occidente en cuanto a su plan nuclear, mientras desafía cada vez más a Israel. Después de pagar un alto tributo al ideal democrático, Egipto acaba de poner su destino en manos de una presidencia islamista, mientras serias acusaciones de violación a los derechos humanos sacuden nuevamente a Libia en momentos en que realiza las primeras elecciones democráticas de su historia. Y mientras tanto, los liderazgos están ausentes.

En China, los líderes del partido experimentan serias dificultades en controlar la transición política de ese gigante asiático y Estados Unidos se encuentra sumergido en otra campaña presidencial, agresiva y partidista, que paraliza la acción de gobierno y deteriora su capacidad de influencia internacional.

Hasta el momento, la ONU se ha mostrado incapaz de poner fin a la violencia en Siria. Envío de observadores militares, conferencias a repetición. Bashar al-Assad sigue dirigiendo los destinos de su país. En 16 meses, la represión provocó más de 16.000 muertos, hay 100.000 refugiados en los países vecinos y 1,5 millones de personas necesitan desesperadamente ayuda humanitaria.

El G-20 no ha tenido mucha más suerte. Si bien ese club de las 20 economías más importantes del planeta nunca fue un organismo de toma de decisión, con el tiempo terminó convirtiéndose en lo que vio el mundo en la ciudad mexicana de Los Cabos: una reunión en la que los líderes presentes firman un vago comunicado con la promesa de que harán lo posible para mejorar los problemas que aquejan al mundo, mientras aprovechan los pasillos de la conferencia para negociar cuestiones bilaterales.

El Mercosur es otro ejemplo de interminable parálisis. Divisiones, decisiones sin consenso, ampliaciones polémicas, acusaciones mutuas, políticas comerciales y aduaneras intrincadas debilitan al bloque.

No sólo la concertación política y económica parece haber desaparecido de la escena internacional. También se ha esfumado la preocupación por el futuro climático y la preservación del medio ambiente. Si bien intereses sectoriales y presiones políticas consiguieron poner freno a la toma de decisiones desde la primera cumbre organizada por las Naciones Unidas, este año la ausencia de numerosos líderes mundiales en la conferencia de Río+20 fue la prueba del enorme desapego que suscitan las cuestiones ambientales.

Río+20 debía marcar un cambio fundamental en el tratamiento de la crisis del medio ambiente. Sin embargo, fue todo lo contrario. "No hubo ningún signo de voluntad política en ese sentido", reconoció con decepción Stephen Hale, vocero de la ONG Oxfam. "Mil millones de personas con hambre merecían algo mejor", sentenció.

Los Brics

A juzgar por la tendencia actual, la salvación tampoco vendrá de las economías emergentes. Alcanzados por la crisis mundial, los llamados Brics (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) atraviesan serias turbulencias y comienzan a experimentar el impacto de la crisis. Según Goldman Sachs, ese grupo de países contribuyó a crear más del 50% del crecimiento global en los últimos tres años. Pero la reciente desaceleración de sus economías preocupa a los analistas.

"En el actual contexto mundial, los riesgos aumentan para ese grupo de países. Brasil y la India son los mejores ejemplos. El primero parece haber regresado a sus viejos reflejos industrialistas e intervencionistas, mientras en la India el gobierno sigue siendo incapaz de imponer las reformas indispensables para reabsorber los déficits. En el caso de China, cada vez hay más evidencias de que la segunda economía mundial comienza a padecer también los efectos de la desaceleración de su crecimiento", afirma Maarten-Jan Bakkum, de Goldman Sachs.

¿Qué pasará entonces de aquí en adelante? Utilizando una ingeniosa expresión acuñada por Ian Bremmer, del Grupo Eurasia, el planeta parece hallarse ante un auténtico momento de "G-0". Ese término, que evoca el enorme cráter que dejaron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en el lugar que ocupaban las Torres Gemelas, ilustra bien la situación: la destrucción de activos y de valores morales que causó la crisis de 2008 es tan intensa que no sólo está provocando una década perdida, sino que está arrasando incluso la capacidad política de los dirigentes.

Los más optimistas creen que, teniendo en cuenta la gravedad del desorden, las cosas en el futuro sólo pueden mejorar. El riesgo es que, como decía John M. Keynes, en el largo plazo estaremos todos muertos.

Tres conflictos, ninguna solución

La debacle económica
Mientras Europa se desangra por la crisis, China se desacelera y Estados Unidos pierde influencia, los líderes mundiales no son capaces de adoptar una decisión común. De poco sirvieron las reuniones del G-20 y las 18 cumbres de la UE, en 30 meses.

La guerra en Siria
Hasta el momento una ONU dividida se mostró incapaz de poner fin a la violencia en Siria, inmersa en una virtual guerra civil. En 16 meses, la represión del gobierno de Bashar al-Assad dejó más de 16.000 muertos y 100.000 refugiados.

El fracaso de Río+20
La conferencia Río+20, celebrada en junio pasado en Río de Janeiro, debía marcar un cambio fundamental en el tratamiento de la crisis del medio ambiente. Sin embargo, se avanzó poco y numerosos líderes mundiales faltaron a la cita..

miércoles, 4 de julio de 2012

Ley de Glaciares, lo que se obtuvo y lo que nos falta aún


Por Juan Carlos Villalonga
Pte.Junta Directiva de Los Verdes

Cuando se nos prometió un “debate serio” sobre la minería desde la propia Presidencia de la Nación, nada ocurrió. Cuando se creó a comienzos de este año la OFEMI (Organización Federal de Estados Mineros) tampoco eso sirvió para que el debate en torno a la conflictividad de la actividad minera pudiese tener lugar. Por supuesto, era impensable que los mismos que bloqueaban la aplicación de la Ley de Glaciares pudieran abrir ese debate. 

Recordemos que los amparos presentados en San Juan responden a reclamos de las empresa mineras, sindicatos y empresarios proveedores tanto de mano de obra como insumos para esas corporaciones y que el propio gobierno provincial fue articulador y artífice en esas medidas cautelares.

Ahora la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ante el fracaso de la política para poder encuadrar en el orden jurídico existente a la voracidad de las empresas, dicta un fallo largamente esperado revocando los amparos de San Juan. La Ley Nacional de Protección de Glaciares podrá aplicarse en esa provincia que alberga dos emprendimientos altamente conflictivos en esta materia: Veladero y Pascua Lama. Estos emprendimientos se desarrollan en áreas de glaciares, por su altitud y características de la región, ¿cuánto impacto están generando? Eso es lo que los inventarios y auditorias que la Ley de Glaciares debe realizar y determinar. Precisamente esos mecanismos fueron los que se bloquearon con los amparos. Una autoincriminación evidente.

La Corte Suprema dejó sin efecto las medidas cautelares porque entendió que, sólo después de realizarse el inventario de glaciares, se podrá saber con exactitud las áreas protegidas por la ley.  Mientras tanto las empresas mineras no pueden alegar que la Ley de Glaciares las afecta porque no se determinó si operan sobre zona glaciar o periglaciar. Por esa razón, entendió necesario respetar la vigencia de una ley que "preserva a los glaciares y el ambiente periglaciar como reserva estratégica de recursos hídricos para el consumo humano, para la agricultura y para proveer a la recarga de cuencas hidrográficas".

Por supuesto, esto no terminará acá, las empresas mineras, una vez hechos los inventarios y las auditorías, pueden iniciar nuevos juicios contra la Ley de Glaciares, en caso que hubiera glaciares o ambiente periglaciar en el área de sus actividades.

Pero tendremos ya algo esencial que es saber cuánto la actividad minera en la alta montaña está ya afectando a glaciares extremadamente frágiles, amenazados de muerte por el cambio climático y que se ubican en las nacientes de los ríos cordilleranos. Un ecosistema que debe ser protegido contra toda nueva agresión sobre ellos. La decisión de la Corte nos coloca otra vez en posición de enfrentar la prepotencia minera y la irracionalidad del desarrollismo destructivo que hoy gobierna la argentina.

Queda un capítulo pendiente que es el planteo de inconstitucionalidad de la Ley de Glaciares que han planteado las empresas. Este punto es llamativo, porque son las empresas las que se hacen cargo del reclamo, y de la rebeldía de San Juan, a acatar las normas nacionales de presupuestos mínimos de protección ambiental. Las empresas se asumen como “custodios” del orden constitucional al sostener que la ley vulnera las facultades y competencias de la Provincia de San Juan al sostener que dicha ley afecta la autonomía de la provincia en cuanto a poder diseñar y ejecutar sus políticas productivas.

Este punto crucial y viene siendo materia de tensiones permanentes entre las normas dictadas por el Congreso Nacional y la Provincias que deben adecuar sus políticas a un marco regulatorio nacional. Esto es resistido por quienes consideran que la potestad provincial de los recursos naturales los exime de cualquier régimen nacional. La figura de las normas de presupuestos mínimos es atribución constitucional  del Congreso Nacional. Pero desde 1994, es motivo de tensiones y rebeldías que no han cesado aún. La ley de Glaciares es un ejemplo.

Este fallo de la Corte destraba mecanismos que no debían demorarse más. Pero queda pendiente el aspecto constitucional, ¿podremos en Argentina tener normas ambientales básicas para todo el país o cada provincia será libre de resolver como le convenga?  Tendremos una política ambiental mínima y común en todo el país o 23 normativas que competirán entre sí para bajar exigencias y así atraer inversiones. No es menor lo que aún debe resolver la Corte.