sábado, 3 de octubre de 2009

Yo le hice una tapa a Mercedes Sosa

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Son horas de sufrimiento de Mercedes Sosa y de mucha gente por ella. Para alivio, al menos mío, unas notas.

Tengo casi los mismos años que Mercedes Sosa de carrera artística. Crecí con Mercedes Sosa siempre sonando en algún lado, en la radio y los escasos discos en la infancia; después vinieron la TV y la explosión del folklore de mediados de los ´60, donde ella reinaba. No conozco la vida sobre el planeta sin la voz de Mercedes Sosa. O sea que para mi es un fenómeno natural, como la lluvia, o como los beatles.

Mercedes Sosa siempre se ubicó en un lugar artístico por encima del resto. Amé el folklore por ella y porque cada tema que agarraba lo convertía en clásico, su versión de cada canción se convertía en un standard, una referencia imposible de eludir para quien quisiera cantarlo. Supongo que habrá sido un dolor de cabeza para todos los cantantes. Era difícil agarrar un tema después que lo había grabado Mercedes.

Después, en los ´70, ya adolescente me hizo conocer músicos y autores, siempre se rodeó de muy buenos artistas. En esos años Mercedes ya era una palabra difícil, sus discos comienzan a ser ocultados, tener discos de mercedes era algo no tan “familiar”. No aparecía en la televisión ni se escuchaba en los actos escolares.Cuando yo aún no frecuentaba los recitales, pero sabía que eran algo pesado, con detenciones y toda esa bola. Recuerdo que estuvo en Rosario con Joan Baez, para mi era como saber que había bajado un ovni en Rosario. Por años, cada vez que pasaba con el colectivo frente al supermercado que antes había sido teatro, me repetía como un mantra “allí canto Joan Baez con Mercedes Sosa”. Finalmente llega lo inevitable, Mercedes un día me entero que ya no estaba en la Argentina. Era una época mía “latinoamericanista”, donde Arco Iris y los discos de Mercedes convivían perfectamente y abundantemente.

De su disco “Homenaje a Violeta Parra” (1971), disco imprescindible, traigo este tema, que me acompañó mucho y fue un himno cuando años después se vivían aires de guerra con Chile, allá en el 78.

Recuerdo que yo le hice una tapa a un disco de Mercedes. Fue a la “cantata sudamericana” (1972), mi escasa habilidad artística apenas pudo transformar una tapa doble de algún disco en un collage de imágenes sudamericanas, mucha quena, cholitos y machupichus sobre un fondo violeta y así, por años, en mi casa “La cantata sudamericana” tuvo esa tapa, no comprendo por qué en las disquerías aparece los CD con otra!.

Por muchos años hubo que arreglarse con lo que nos llegaba del pasado (que por suerte era mucho material) o ediciones brasileñas que traían algunas cosas nuevas. Algunos discos, juro que los vi reaparecer de abajo de la tierra, esos desentierros no se olvidan nunca.

Cuando pudo regresar en 1982 hizo algo maravilloso para nuestra generación, unió lo no había sido posible hasta entonces, el rock nacional y la música nacional, ella “legalizó” al rock, hasta ese momento considerado como ”música no argentina”. Ella lo hizo y el discos de 1982 en vivo reventó en ventas, es un disco imposible de escuchar hoy porque lo destruimos de tanto escucharlo, es una pena que eso pase, pero fue una catarsis, el disco habría que descatalogarlo.

Seguí uno a uno sus discos, hasta que, debo ser franco, me cansó su incursiones con otros géneros. Por eso me gustaron sus discos recientes haciendo folklore más “puro” como sólo ella puede hacerlo.

Nadie como ella supo hacer “amigable” para el oído las disonancias, chacareras truncas y zambas diabólicas como las del Cuchi Leguizamón o esta otra, donde se ponen notas incómodas por todos lados:

Siempre pensaba que tenía que cantar con Spinetta. Por suerte lo hizo y grabó el año pasado la famosa “zambita” de Luis Alberto Spinetta que escribió influido por aquellos tempranos ´60 donde monstruos como Mercedes marcaban surcos en la vida de todos.

Cali

2 comentarios:

  1. Finalmente pasó lo que parecía inevitable. Me encuentro sentado leyendo esta nota luego de haber sido uno de los tantos que se decidió a ir al congreso a ver si eran de verdad esas imágenes que salían por televisión.

    Realmente no se porque tuve la necesidad de ir, nunca me gustaron las ceremonias y aborresco los funerales. Pero en algún punto sentí que algo en mi vida ya no iba a ser igual.

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