martes, 30 de octubre de 2012

La Ciudad, rehén de su incumplimiento de la Ley de Basura Cero

(nota publicada en Página/12 el 27/10/12)

Por Juan Carlos Villalonga *

El 2013 será un año difícil para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) en materia de gestión de residuos, debido a la nula aplicación de políticas tendientes al cumplimiento de la Ley 1854 de Basura Cero. Luego de casi seis años de gestión, el gobierno de Mauricio Macri ha incumplido las dos primeras metas de reducción de residuos enterrados que son establecidas por la ley. Es más, los residuos generados por la Ciudad y enviados a la Ceamse duplican las cifras determinadas por las metas.

Esta situación se ve agravada ya que para el año próximo está estimado el cierre del relleno Norte III, que opera la Ceamse en José León Suárez, donde van las más de 6 mil toneladas diarias de basura de la CABA.

En 2010 se cumplió la primera meta de reducción de entierro de basura plasmada en la Ley Basura Cero. Según la norma, la Ciudad debió enterrar 1.048.000 toneladas de basura, pero envió a la Ceamse más del doble: 2.110.122 toneladas. Este año, en diciembre, vence la segunda meta, que establece la reducción del 50 por ciento con respecto al año base, 2004. Lamentablemente, en abril pasado fue superada la cifra de basura que se debía enterrar en todo el año. Las más de 6 mil toneladas diarias enviadas a Ceamse desde mayo hasta diciembre de este año serán el excedente.

El proyecto que terminó concretándose en la Ley 1854, de Basura Cero, surgió en 2004, cuando el colapso de los rellenos del conurbano a los que iba la basura de la Ciudad (y más de 20 municipios del AMBA) obligó a las autoridades a buscar nuevos destinos para los residuos, lo que generó, a su vez, la movilización de vecinos de diferentes partidos del Conurbano que rechazaron ser los nuevos “beneficiarios” del sistema Ceamse.

Aquel contexto de crisis obligó a la Ciudad a pensar en un sistema que le permitiera terminar con la dependencia de otros distritos y mostró, ya entonces, que la población reconoce a los rellenos como fuente de contaminación y pérdida de calidad de vida. Nada de aquel proceso fue aprendido y, a pesar de la existencia de la ley, la situación hoy es la misma, o más grave, debido a la falta de aplicación de políticas tendientes a Basura Cero en un contexto en el que se celebra a la sociedad de consumo como el paraíso. La falta de entendimiento de que el viejo paradigma de gestión de residuos ha eclosionado hace tiempo es la barrera más evidente que tiene el Gobierno de la Ciudad para diseñar políticas tendientes a la reducción progresiva de residuos. Y no son sólo los funcionarios quienes no han captado el cambio y la necesidad de llevar adelante otro tipo de sistemas que no tengan a la tecnología como solución mágica, aunque a ellos les corresponde la tarea de gobernar.

Después de seis años, y a pesar de contar con el presupuesto más abultado del país para tratar los residuos, la gestión sigue siendo pésima. Nada ha cambiado en materia de políticas de manejo de residuos desde 2004, lo que sumado a un incremento en el consumo nos lleva a una situación sumamente crítica.

Con una generación de basura record y muy bajo nivel de recuperación para el reciclado y nula para el compostaje, la Ciudad enfrentará en 2013 la disputa con la provincia, la Nación y los municipios en la búsqueda de espacios para seguir enterrando su basura. Será tiempo de que sus autoridades decidan no seguir siendo rehenes de su propia incapacidad para aplicar la ley en un contexto que se ha vuelto más adverso debido a la falta de políticas serias.

* Presidente Junta Directiva de Los Verdes.

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Durante el año 2011 se enterraron 2.278.000 tn de residuos, un récord histórico luego de un crecimiento del 8% respecto al año anterior. En el gráfico se puede comparar la evolución de los RSU enviados a rellenos sanitarios hasta el año 2011 y, en línea con puntos, la evolución pautada por la ley “Basura Cero” para los RSU enviados a rellenos. La impresionante diferencia de 1.400.000 toneladas entre el cumplimiento de la ley y lo efectivamente enterrado nos indica con claridad la total ausencia de políticas de gestión de los RSU en concordancia con la Ley 1.854.

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