lunes, 7 de octubre de 2013

Renovables: listas para producir (pero resistidas)

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Esta nota la realizamos conjuntamente con Roque Pedace con el propósito de responder a un artículo del diario Página/12 en su Suplemento Cash del domingo 22 de septiembre. Allí se establecen como ciertos algunos de los típicos prejuicios que rodean a las energías renovables y que, en definitiva, bloquean su cada vez más urgente y necesario despegue. La nota se publicó en ese diario el domingo pasado, lo comparto con ustedes con el agregado de un recuadro muy interesante.

Juan Carlos Villalonga (Los Verdes)

El propósito de esta nota es brindar algunas precisiones que consideramos importantes en relación al artículo de Claudio Scaletta sobre energías renovables titulado “Alternativas e intermitentes” publicado el domingo pasado (22/9). Es cierto, como lo indica la nota mencionada, que poco a poco, se va haciendo “casi un lugar común” señalar que ante la pérdida de autoabastecimiento energético un programa tendiente a superar esa grave crisis debería involucrar como un pilar fundamental a las energías renovables en la generación de electricidad. Si bien lo anterior posee un fuerte respaldo técnico y económico, lo cierto es que no pasa más allá de algunos enunciados vagos y poco concretos, entre otras cosas, porque subsisten malos entendidos y serios prejuicios, como ocurre en la propia nota citada.

Un primer elemento central a clarificar es que se menciona entre las principales fuimageentes renovables a los biocombustibles, además de la hidráulica, eólica y solar. Eso no es así, los biocombustibles han sido pensados como una alternativa de reemplazo a los combustibles líquidos utilizados en el transporte, como es el caso del biodiesel o el bioetanol. Esos biocombustibles merecen muchas de las críticas que la nota señala, pero no es muy pertinente en esta discusión. La fuente renovable de origen vegetal con real potencial para la producción de energía eléctrica y cogeneración es la biomasa, básicamente utilizando residuos sólidos provenientes de las industrias forestales, alimenticias y otras. Ejemplos de utilización de esta fuente hay muchos ya en nuestro país y el potencial teórico en nuestro país estimado por la FAO en el año 2009, señala que la mitad de la energía primaria, no sólo electricidad, podría ser aportado por recursos de biomasa existente. Por supuesto, ese potencial necesita ser debidamente analizado para proyectar su utilización a gran escala ya que debe asegurarse su uso sostenible para los ecosistemas agrícolas, forestales y evitar impactos sociales debido a otros usos potenciales del suelo. Pero esto nos da una idea de la magnitud de lo que tenemos disponible y sin utilizar en este rubro.

A la anterior opción de la biomasa, que representa una porción significativa en cualquier escenario energético “verde”, debemos sumar al biogás, otra fuente biológica cuyas fuentes son diversas y es otro combustible para el uso en generación eléctrica. Dicho esto, vemos que no se trata sólo de “eólica y solar” el menú ecologista. Obviamente, un escenario verde requiere para la transición durante las próximas dos décadas del aporte de las fuentes convencionales como son las hidroeléctricas y los combustibles fósiles, en progresiva disminución. Con lo cual, la explicación de que sólo se habla de eólica y solar porque en Europa son las energías que se promocionan, y como los ecologistas repetiríamos el libreto europeo, resulta bastante desajustado.

Se pone en marcha primera planta fotovoltaica de CubaLas bondades señaladas para estas energías (no contaminantes, inagotables y gratuitas) son bastante ciertas, pero se señala como desventajas que son intermitentes y aleatorias. En primer lugar, el uso de la biomasa no tiene nada de intermitente y aleatorio, su utilización es similar a cualquier planta térmica convencional. En cambio la eólica y solar son claramente intermitentes aunque el término aleatorio debe usarse con cuidado, porque depende del marco temporal. Es más previsible y estable el régimen de vientos y la radiación solar a lo largo de un año que el agua disponible para las instalaciones hidroeléctricas. Ha habido más sorpresas en la producción de proyectos hídricos que en la evaluación del recurso eólico. Así que el uso de “aleatorio” debe ser cuidadoso y con la aclaración que lo que resulta difícil predecir con exactitud es sólo el corto plazo.

Lo que resulta muy desacertado es hablar de las energías renovables y asociarlas a “potentes subsidios”. Eso es una flagrante mentira cuando se lo compara con los subsidios que reciben los hidrocarburos o la energía nuclear. La propia Agencia Internacional de Energía señala la necesidad de disminuir, a escala global, los subsidios a los hidrocarburos como un mecanismo de equilibrar la cancha para que entren a jugar las renovables. No hace justicia a la verdad asociar renovables con abultados subsidios. 

La intermitencia de la eólica y solar en nada impiden que estas fuentes estén siendo desarrolladas a gran escala en cada vez más países. La distribución geográfica, el diseño de las redes, la gestión de la demanda y la multiplicidad de fuentes hacen estable al sistema. En Argentina estamos muy lejos de alcanzar niveles de penetración de eólica como para pensar en desequilibrios de la red y se puede perfectamente aspirar a contar con una aporte del 20% de renovables en el 2020 utilizando tecnologías conocidas y la infraestructura actual. 

Tampoco es cierto asignar a fuentes como la nuclear un funcionamiento de 24 horas sobre 24. Su porcentaje de funcionamiento a pleno es del 80% y las demás fuentes son menores aún. Hoy un parque eólico realizado seriamente posee un factor de capacidad del 40%, es el caso de Rawson. Si hay casos con menores rendimientos es porque se ha preferido utilizar tecnología no probada e improvisar, pero eso ese ha sido la decisión de quienes usan el dinero público de ese modo. Nada tiene que ver la ahorroenergía eólica y la tecnología de aerogeneradores. Con dineros públicos se han hecho chantadas nucleares, térmicas y eólicas. Para todos los gustos. 

A la creciente sangría de divisas que representa la balanza comercial energética la única respuesta económicamente competitiva, rápida de implementar, por ende con rápidos resultados en ahorros de dólares y sostenible en el tiempo, son las energías renovables. La energía eólica es más económica que la electricidad en base a los combustibles importados. Sólo los prejuicios y una muy extraña lógica económica impiden que estemos desplegando el enorme potencial que disponemos en renovables. Un potencial inmenso y más seguro en términos energéticos y económicos que Vaca Muerta, usando un recurso inagotable y gratuito.

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